23 sept 2013

Rutinas, ¿sí o no?

Hoy te traigo este tema de debate. Será porque es lunes y después del fin de semana llega de nuevo la rutina que me ha surgido éste asunto y no otro. Igual que después del verano y las vacaciones llega de nuevo la rutina en casa. Y la pregunta del millón, sobre todo cuando te conviertes en madre o padre... rutinas ¿sí o no?

Es bastante habitual ver familias que cuando tienen un hijo se vuelven unos obsesos del reloj. Para todo. Para hora de desayuno, de comida, de cena, de siesta de la mañana, de siesta de la tarde, de hora de dormir... La misma rutina de baño, masaje, cena y a dormir... etc. Dicen que las rutinas a ellos los relajan porque aprenden qué va después y les ayuda a sentirse seguros. Yo no sé si eso es aplicable a todos o no.

Imagen cortesía de freedigitalphotos.net

En mi caso reconozco que no lo he sido, y cuando he querido poner un poco de orden no lo he conseguido porque mi niño ha ido por libre. Y cuando yo lo he intentado ha sido porque se volvía una situación insostenible para la familia. Se dormía tardísimo por la noche. No teníamos tiempo ni para recoger la mesa de la cena. Estábamos deseando que fuera un niño de esos que se duermen sobre las 20:30 o 21h y dejan un ratito de tranquilidad a sus padres para hablar entre adultos, para recoger un poco la casa, preparar comidas para la semana... lo que implica la vida diaria. Aún así, cuando yo he intentado marcarle un horario de siestas ha sido muy estresante porque cuando estaba muy cansado yo intentaba que no se durmiera y era peor. Además, cuando dormía tenía que ser conmigo al lado, en cuanto me iba de su lado tardaba 20 minutos en despertarse, por lo que pasar las 24h del día con él suponía eso, las 24h. No podía aprovechar sus sueñecitos para hacer nada y ese desorden interno mío se reflejaba en el exterior. A nivel de mi emprendimiento, de mi casa, de mi alimentación, de mi familia, de la relación de pareja y en mi humor y estado de ánimo.

Entonces, ¿qué nos ha ayudado en nuestro caso? Nuestro hijo ha empezado la "guarde" en julio (aquí puedes leer qué tuvimos en cuenta para elegir dónde llevarlo) y eso nos ha organizado a todos la vida. Él ha cogido el horario sin estrés, fácilmente. Allí si algún día ha tenido sueño por la mañana lo han echado un poquito a dormir, pero han sido veces contadas, puesto que con los otros niños, el jardín y con tanta distracción le es fácil aguantar hasta después de comer. Sin embargo, con nosotros en vacaciones y fines de semana, bastante a menudo se duerme una siesta a media mañana y otra después de comer.

Por curioso que parezca, la completa dedicación a mi hijo no me dejaba tiempo para nada más. Y ahora que hemos entrado en estas nuevas rutinas relajadas el tiempo cunde mucho más. Hay tiempo para casi todo. Estamos mejor como pareja, nuestra casa mucho más ordenada (sin volverse locos, pero un mínimo), nuestra relación con el peque mucho más fluida, agradable y amorosa, con menos estrés porque hemos podido dedicar tiempo a las otras áreas necesarias en la vida.

Y es que en nuestra familia nos ha venido muy bien esta rutina de él. Cuando tienes un hijo la rutina de él es la que manda y si él tiene una rutina estable, la vida familiar consigue un poco más de rutina estable, para cosas tan necesarias como preparar comidas y alimentarse bien, organizar la casa, la ropa...


Además, a mí me ha ayudado mucho para coger rutina para escribir en el blog y trabajar en el ordenador, planificar y preparar talleres con la vuelta al cole, después del parón de verano. Y así, todos disfrutamos más porque tenemos un poco más de tiempo para dedicar a todo lo necesario y lo que nos hace felices.

¿Qué quiero decir con todo esto? No digo que las rutinas sean mejores o peores, seguramente va en función de las familias y de los bebés. Hay bebés que cogen su propia rutina ellos solos y podemos amoldarnos bien a ella. No digo que sea obligatorio tener unas rutinas estables, pero en mi experiencia nos ha ayudado a equilibrar un poco los tiempos dedicados a unas cosas y a otras. También es verdad que cada niño marca un poco los ritmos y no siempre es fácil adaptarse a ellos o llegar a un punto agradable para todos.


Sin embargo, una rutina muy estricta implica vivir estresados y pendientes del reloj a todas horas, sin ser capaces de hacer excepciones, puede llevar a sentir que se ha perdido todo tipo de vida en pro de la "nueva rutina familiar". Y sí, la vida ha cambiado, ya no somos 2, somos 3, pero se trata de buscar un equilibrio que nos permita estar a gusto a todos. Los adultos queremos seguir viendo a nuestros amigos, salir a cenar fuera, salir al campo... Por esto me gustan mucho los portabebés, que permiten que el bebé duerma en cualquier sitio si es su momento, pegadito a mamá o a papá mientras ellos pasean, comen o disfrutan de un rato en la naturaleza, sin verse así tan limitadas las actividades que pueden hacer todos juntos. En casa podemos tener la rutina de bañar al bebé a las 20h, luego cenar y dormir. Pero si un día salimos con unos amigos a tomar algo, ese día puede no haber baño y el niño puede dormirse en el carro o en la mochila. Y todos felices y disfrutando de todas las facetas de la vida. En la flexibilidad está el truco.

¿Cuál es tu experiencia con las rutinas? ¿Te han ayudado? ¿Vives bien sin ellas? ¡Deja tu comentario!

¡Feliz semana!
Gala

No hay comentarios:

Publicar un comentario